domingo

ESQUINAS Instántanea con crisantemos

Luz verde en la esquina de Córdoba y  Larrea.  A mi lado, un muchacho de unos veinticinco años espera el cambio de luz con un ramo de flores en la mano.  Es un punto de color en la esquina  ruidosa, gris, contaminada, con sus crisantemos amarillos y naranjas. 

Un chico limpiavidrios, diez años menor, se le acerca: 

- Locu - lo interpela, cerrando en u la o final - ¿me das una flor para regalarle a mi novia?

El muchacho del ramo, que estaba distraído, se desconcierta. No  esperaba una limosna de  flores. 

- Son para la mía - argumenta  a la defensiva. 

Entonces, cambia la luz a roja. El tránsito se detiene.  El   pibe  lustravidrios, acostumbrado a las negativas, se retira  sin una palabra y se lanza a los parabrisas. El muchacho de los crisantemos cruza a la otra vereda para  buscar taxi y  yo cruzo con él, detrás de la estela de color de su ramo. 

Desde la vereda de enfrente  se ve que a la esquina le falta una flor. 


3 comentarios:

Alejandro Abate dijo...

Cuándo será el día en que haya una flor en cada esquina, en cada corazón, en cada tumba: no, para qué, si el que está adentro no la puede ver. Cuándo será el día en que el gris de la chatura cotidiana y repetida se coloree, con flores, ilusiones, y almas florecientes...Y patios con glicinas...(?)

Anónimo dijo...

...le falta una flor a una chica pobre, ojalá que el pibe se la corte de algún jardín

Gustavo dijo...

Eso desde la vereda de enfrente. Desde la vereda inicial, al ramo le sobra una.

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