domingo

Rostros e historias de Latinoamérica en un viaje mochilero

Hará unas tres semanas, una tarde lluviosa de sábado en que editoriales independientes y escritores hacíamos un acompañamiento a la
Biblioteca Nacional, conocí a Gustavo Sanabria. Gustavo, un muchacho colombiano que al terminar sus estudios se había tomado unos meses para viajar por tierra desde su país hasta Argentina, también se había acercado a la feria-actividad. Y estando allí me cuenta que ha terminado filosofía y que es dibujante y escritor, y que viajaba trabajando, quedándose un poco en cada lugar, conociendo, guardando la experiencia, coleccionando vivencias. Y dibujándolas en una carpeta que me muestra, dibujo por dibujo: gente de los puertos y ríos peruanos, de los suburbios y los pueblos ecuatorianos, de las ciudades argentinas, gentes variadas: ex guerrilleros, madres, changarines, tatuadores, campesinas, cocineras, marineros, murgeros, toda clase de gente latinoamericana. Y de otros países que andan entre ellos: gringos, alemanes, francesas...
Me admiran sus dibujos de líneas simples y contundentes y de expresión tierna. Me cuenta que cuando vuelva tiene el proyecto de editar en un libro  este trabajo suyo de haber dibujado estos rostros de Latinoamérimca y de recordarlos en sus circunstancias: en los campos, las cocinas, los hostels, la selva, las montañas, los barrios de Buenos Aires. Hasta entonces va presentando partes en su blog  http://mardoquea.blogspot.com.ar/

Tomo de su Mardoquea este fragmento que navega por un río amazónico llevando gente con nombres de países


La tripulación.


A César lo conozco en la lancha en que viajo de Yurimaguas a Iquitos. Iquitos es una ciudad aislada en la selva, de una cultura tan criminal como Nueva York y tan mágica como Macondo. En esta lancha conozco a un grupo de viajeros que hacen divertidas las largas jornadas en los ríos amazónicos. Y como César nunca se aprende nuestros nombres, siempre nos llama de acuerdo a nuestra nacionalidad. ¡Argentina, venga para acá! ¡Deje de coquetear con las francesas y comparta un cigarro conmigo! Unos meses atrás, Argentina renuncia a sus estudios de ingeniería luego de una crisis nerviosa y emprende un viaje para relajarse. Pero no logra mucha tranquilidad, pues César siempre interrumpe sus momentos de paz. Tan extrovertido como César es Perú, un artesano llamado Miguel, que compite con Venezuela, a ver quién canta más canciones. Perú me dice, oye Colombia, eres extraño, por momentos eres tan ruidoso como nosotros y luego de pronto te vas a tu hamaca a gozar del silencio. Yo acepto el cumplido, me voy a mi hamaca y al rato voy a conversar con las francesas. Les pregunto ¿qué es la culpa? Y responden sacando una bolsa de tabaco que ellas mismas cultivaron.