domingo

TRARA. Un hecho de semiología gauchesca

Cuenta Ricardo Piglia en Respiración artificial (1980) que el hecho semiológico ocurrió en la pulpería La Colorada, a unos setenta kilómetros de Paraná, la capital de Entre Ríos: 


Una tarde varios gauchos en la pulpería conversan sobre temas de escritura y fonética. El santiagueño Albarracín no sabe leer ni escribir, pero supone que Cabrera ignora su analfabetismo; afirma que la palabra trara no puede escribirse. Crisanto Cabrera, también analfabeto, sostiene que todo lo que se habla puede ser escrito.
—Pago la copa para todos —le dice el santiagueño— si escribe trara.
—Se la juego —contesta Cabrera; saca el cuchillo y con la punta traza unos garabatos en el piso de tierra.
De atrás se asoma el viejo Álvarez, mira el suelo y sentencia:
—Clarito, trara.

Pero el debate y desafío  ya había sido incluido por Borges y Bioy Casares en una antología de cuentos breves y extraordinarios, citando el libro  "Cincuenta años en Gorchs. Medio siglo en campos de Buenos Aires" (Olavarría, 1911), cuyo autor sería un tal Luis L. Antuñano, de cuya existencia podemos dudar dada la inclinación de Borges y Bioy Casares por las citas apócrifas, tanto como de la aparición del tal Antuñano por los campos de Entre Ríos. 
De lo que no se puede dudar es del gracioso desafío a la semiología, a la escritura, al signo y al símbolo,  para quienes los descifran a diario.