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jueves

Chanchos volando


Eran trece, los conté. De lejos, me parecieron demasiado grandes para ser pájaros.  Y además, no se les notaba ningún movimiento  de alas.  Después, como eran redondos,  pensé en algún experimento con pequeños objetos dirigidos, como globos para estudiar la atmósfera, o algo así.  Pero igual  me parecía raro que vinieran en formación de aves, dibujando un triángulo. Y ya de más cerca descubrí que los globos  tenían patitas, y que las movían delicadamente en el aire para trasladarse, como si fueran nadando. Y enseguida les noté el hocico y la cola de chancho.

Eran chanchos volando, nomás.

Pasaron arriba mío, volando majestuosamente.   No iban alto, y vi con claridad sus panzas combadas y que algunos eran chanchos y otras eran chanchas. El vértice del triángulo era chancha.

Sobrevolaron el monte de acacias que está cerca del camino y después, poco a poco, se perdieron en el cielo del atardecer, dirigiéndose hacia  la puesta del sol.  Como si fueran pájaros.