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jueves

Orejas karenianas

Empecé un curso de Pensamiento Lateral. Me causa mucha gracia este curso, y el decir esto no  implica ni la más mínima ironía o burla.  Me causan mucha gracia los ejercicios que hacemos, y al decir esto quiero reivindicar la función de lo gracioso, lo lúdico, lo inútil, en el sentido de no productivo o rentable, no lógico, no del sentido común.

Tarea para el hogar: hasta la próxima reunión, el profe nos ha encomendado que practiquemos lo que él llama ejercicios en el "Open Poro". ¡Ja, ja! Dejar los poros abiertos pero no con crema demaquillante,  sino para que nos penetren percepciones o ideas  que habitualmente no  reconocemos, porque  no las estamos sintiendo o viendo aunque estén frente a nuestros ojos y sean grandes como elefantes.

No más oír esto, me vino a la mente algo que le ocurre a  Ana  Karenina (la de León Tolstoy), luego de un viaje en tren.  En la Rusia del S. XIX Ana y su marido mantenían un matrimonio de clase alta, correcto y aburrido, sin objeciones y sin profundidad. Pero Ana había conocido al conde Vronsky,  que luego será su amante, y que,  era notorio, también se sentía atraído por ella.
Cuando Ana llega a destino, su marido   la está esperando. Ana desciende del tren y por primera vez después de tantos años casada observa que su esposo tiene las orejas muy grandes, ¡unas pantallas de orejas!. ¡Tantos años casada con él y recién ahora lo nota! Ana se asombra de no haberlo observado antes.  No hace falta deducir que luego de notar que su marido es un orejudo serio y solemne, se sienta más atraída todavía por el  seductor Vronsky...

Bueno, eso...Observación, creatividad,  lateralidad...La realidad puede descubrirse, lo de siempre ocultar maravillas, sólo hay que percibir lo de siempre con los poros abiertos  para encontrar lo  nuevo o lo distinto que ha permanecido, quieto y callado,  detrás del velo de lo conocido.

(el Petiso Orejudo, abstenerse)