viernes

Volver


Este sábado 22 voy a la Bibioteca Juan Francisco, la biblioteca pública municipal de mi pueblo, Veinticinco de Mayo, a presentar allí la novela Un día en las vidas de Jorge-Matías. Voy, o tal vez sea mejor decir que simplemente vuelvo a esa biblioteca que ha sido determinante para mí en cuestiones muy valiosas de mi vida, como amar la lectura, escribir y tener el oficio de bibliotecaria. En un volumen de relatos mío, inédito, la menciono con la memoria del descubrimiento de la infancia en el relato Puerto de Biblos, así: 


“Después mi padre me lleva a la biblioteca pública. Allí descubro que las rutas a Biblos son innumerables, que parten de incontables puertos, desde estantes mucho más altos que yo. Y yo me embarco sin dudar, me subo a cada historia anhelando encontrar lo que se promete desde las páginas. Me dejan revisar y buscar lo que quiera y quedo rodeada de libros todo el tiempo que necesite. Y yo abro cada uno para dejar que aquí y allá una frase me atrape, un diálogo me seduzca, una línea me ponga de pie…Me atrapan unos emprendimientos desatinados: viajar a la luna disparados por un cañón, dar la vuelta al mundo en unos pocos días o llegar al centro de la tierra. Más desatinados los emprendimientos, más me interesan. No sé cuánto tiempo paso buscando –unos años, unas horas-, tardo en encontrar al más interesante de los interesantes en medio de tanta abundancia pero tengo que elegir, no puedo llevarme todos. En el más feliz de los desórdenes salto de estante en estante según mi curiosidad o según el libro me llame. 
- Llevo éste – diré más tarde, cuando haya elegido, simpatizando con Bola de Sebo aún sin saber porqué. Las bibliotecarias debaten entre ellas si me permiten llevarlo, porque soy demasiado chica para leerlo, parece, y al final me anotan en un libro muy grande en el cual firmo con firma todavía indecisa. Y salgo con mi libro apretado contra el pecho como si estrechara un tesoro que estaba a la vista de todos y que solo yo he encontrado”. 

A esa deliciosa memoria infantil es que vuelvo el sábado, ahora con un libro que yo escribí, como si fuera a devolvérselo a la Biblioteca.





domingo

Imaginario y cuentos de bibliotecarios

El viernes 14, en la sala Rincón de bibliotecas de la 12° Feria del Libro de Mar del Plata,  se presentaron los Cuentos de bibliotecarios. En diálogo con la bibliotecaria marplatense María Claudia Antognoli, repasamos primero el imaginario literario y cinematográfico de la gente de nuestra profesión. Claudia observó cómo aparecemos en películas y series, como en The librarian, Mentiras verdaderas o La leyenda del tesoro perdido: el libro de los secretos. Por mi parte, recordé a los bibliotecarios tal como aparecen en El nombre de la rosa o en La biblioteca de Babel, y también en Leer y escribir, de Ariel Bermani, o a las bibliotecas en esas obras y en Filosofía y letras, de Pablo de Santis. En especial, a la diferencia entre los bibliotecarios, como guardianes del saber, y las bibliotecarias, como mujeres secas, antipáticas y vinagres, una imagen extendida desde la novela negra norteamericana. Aprovechamos para recordar los ámbitos y condiciones donde las dos trabajamos, y compararlas con esos imaginarios.
 
Después repasamos nombres y obras de escritores que fueron también bibliotecarios, y en este punto trajimos los Cuentos: narraciones que se inscriben en el medio laboral de las  bibliotecas y hablan de nuestras circunstancias y visiones. Con la lectura de Horario de cierre todos nos reímos y nos espantamos un poco!

Y al fin, quedamos contentas de haber expresado a nuestra profesión desde estos puntos de vista y que nos hayan acompañado con atención, comentarios y comparaciones al final. 

miércoles

Presentación de los Cuentos de bibliotecarios

El viernes 14, a las 19 hs., se presentarán los Cuentos de bibliotecarios en la 12° Feria del Libro de Mar del Plata. 

En conversación con Maria Claudia Antognoli, bibliotecaria de Mar del Plata, revisaremos la imagen que la literatura y el cine ha construido sobre nosotros, bibliotecarios y bibliotecarias, y sobre las bibliotecas. 


Luego, se presentarán los Cuentos, que ofrecen una narrativa escrita desde las mismas bibliotecas y en contraimagen a aquella construcción.

(en fbk, el evento)


lunes

Hoy, lunes 10, presentación


Hoy, a las 19 hs., la escritora marplatense Carolina Bugnone me acompaña en la presentación de Un día en las vidas de Jorge-Matías, en la Feria del Libro de Mar del Plata. 

La 12° Feria se inauguró el viernes pasado y se extenderá hasta el 23, con editoriales y librerías locales y nacionales, y múltiples actividades: presentaciones, talleres, debates, conversaciones, para grandes y chicos, con todas las temáticas posibles.

miércoles

Entrevista


Rumbo a la 12 Feria del Libro de Mar del Plata, para presentar la novela Un día en las vidas de Jorge-Matías,  la escritora marplatense Carolina Bugnone  me entrevista para su columna Arte y Literatura, en Radio De la azotea.
Desde los once minutos (antes, el interesante proyecto PH 15)











sábado

Invitada a la Feria del Libro de Mar del Plata


Estaré en la Feria del Libro de Mar del Plata! Qué alegría! La Feria me ha concedido lugar  para dos presentaciones:

Lunes 10:  la novela  Un día en las vidas de Jorge-Matías, publicada el año pasado. Es un orgullo que me presente la escritora marplatense Carolina Bugnone

Viernes 14:  los Cuentos de bibliotecarios, difundidos por Internet desde este blog. Es otro alegre orgullo que me acompañe la bibliotecaria Claudia Antognoli. Todo lo que tenemos para decir!












Jorge-Matías en Mar del Plata

MI Jorge-Matías, personaje de la novela, se fue a Mar del Plata. Editado por La mariposa y la iguana https://edicioneslamariposaylaiguana.blogspot.com.ar/, los marplatenses lo pueden encontrar, joven porteño necesitado de respirar cerca del mar, en la librería-espacio cultural, Polo Norte http://polonortemdq.com.ar/      


martes

13/9 Bibliotecario aficionado

Es un bibliotecario aficionado...pero qué aficionado!

¿Sabías que Keith Richards organiza su vasta biblioteca utilizando la CDD?

El guitarrista y fundador de The Rolling Stones, Keith Richards se ha volcado a organizar su enorme colección de libros clásicos y contemporáneos que lleva recolectando desde hace décadas, siguiendo el sistema de clasificación usada por las principales bibliotecas públicas del mundo, el sistema Dewey.




Incluso se planteó recibir formación profesional para gestionar ese vasto conjunto de libros que cubren las paredes de sus mansiones de West Sussex (Reino Unido) y Connecticut (Estados Unidos), tal como confiesa en su autobiografía Life.



Richards se declara en realidad un ratón de biblioteca. Son incontables las fotos en que se lo muestra apropiándose de las habitaciones de hotel, desperdigando calaveras, guitarras, pañuelos y libros. El otro Stone que tiene una afición por hacer propias o mas hogareñas las despersonalizadas y caras habitaciones de hoteles es Ronnie Wood, que mata los tiempos muertos entre show y show pintando oleos de la habitación de turno y de sus compañeros de banda.



Como buen bibliotecario que se precie, Keith  intenta ganar para la causa de la lectura a familiares y amigos, por eso, los invitados a su granja de la campiña inglesa, suelen encontrarse por toda la casa con algunas de las obras favoritas del anfitrión, cuyos gustos se decantan hacia Bernard Cornwell Len Deighton, la historiografía de la II Guerra Mundial y, por supuesto, de la música.



Es celebre su frase sobre la biblioteca pública: "Cuando creces, hay dos instituciones que te afectan especialmente: la Iglesia, que pertenece a Dios, y la biblioteca, que te pertenece a ti. La biblioteca pública es enormemente igualitaria."
Palabra de un Rolling Stone.



Fuente: El País y Papel en blanco
Fotos: Las fotografías pertenecen a la visita de Keith Richards a la Biblioteca Pública de Nueva York.

sábado

Tarjeta de presentación en tiempos del whatsapp


Presentarse ante otros con una tarjeta personal, impresa,  es antiguo y aún se sigue manteniendo, sobre todo en circunstancias laborales. Supo tener un uso distinguido entre las clases altas según se lee o se ve en novelas y películas de época, cuando el visitante deja su tarjeta en una bandeja de plata y una mucama o un mayordomo estirado la recoge para llevarla ante los señores. Pero la época del celular y del whatsapp ha arrasado con las tarjetas impresas aunque no con las presentaciones. Leo las que hacen algunos de mis contactos según se definen a sí mismos en sus mensajes de estado del whatsapp, con mucha más gracia que la que podría contener una bandeja de plata:
Buscás un cielo abierto, lejos del dolor, reconoce una con poesía, y otra que tiene textura y decisión dice: Acariciando lo áspero. Hay uno que ya definió con claridad: De la necesidad, virtud (dada la época tal vez sea recomendable para todos). Ya se ven los tigres en la lluvia, se presenta otro con el enigmático verso de una canción, y otro más ruega con humor No te vayas…sin devolverme!
Un  contacto estaba Enamoradísimo  hasta ayer pero hoy ya no se presenta así sin que se pueda saber si se des-enamoró o simplemente quiso borrar su presentación para disfrutar de su estado con privacidad. Cada cual con lo suyo subraya otra, sentencia aplicable a muchas situaciones, desde los cepillos de dientes hasta los divorcios.
Tengo un conocido que está siempre En el trabajo aunque no lo esté el domingo a la tarde o el miércoles a las diez de la noche (espero que simplemente se haya olvidado de actualizar su estado). Hay otro que no puede contener su pasión y debajo de su nombre  alienta a su club: Vamos, Decano.
Otra deja correr su expectativa con Esperando que la vida me sorprenda. ¿Y el mío?  Yo retomo un verso de otra canción y pido: Hoy puede ser un gran día, dame una oportunidad.


domingo

Pachamama en Buenos Aires



Acompañando la celebración por la Pachamama hoy estuve en una de sus fiestas. Se el agradece, se le pide, se la cuida, y se le ofrece toda clase de bebidas y alimentos que se vuelcan en un hoyo en la tierra. Mientras, suenan las cajas y cantan las copleras. 

En la larga cola para llegar al hoyo de las ofrendas algunos impacientes reclaman, con discreción, por la espera, y una mujer dice: 
- No es la cola del supermercado. Hay que ser paciente, la tierra es paciente. 
Después de mi ofrenda me levanto y me dirijo  a los chicos que nos cubrieron con un poncho y nos alcanzaron cada una de las bebidas y alimentos y les digo "gracias". Una chica sonríe y me dice: "a ella". 
A la tierra.